Salud
Revolución en la Biomédica: Prótesis sin baterias
Un ingeniero mexicano construyó una prótesis modular de tobillo que permitirá a los pacientes caminar sobre diversos relieves, la primera que no requiere baterías.
Un ingeniero mexicano construyó una prótesis modular de tobillo que permitirá a los pacientes caminar sobre diversos relieves, la primera que no requiere baterías. El precio de venta oscilaría entre los 80,000 y 250,000 pesos, 60% más accesible que las prótesis eléctricas.
Cuando José Luis Zabaleta llegó a la Universidad de Northwestern en Chicago, Estados Unidos, supo que era necesario replantear el diseño de prótesis para personas que perdieron una extremidad inferior.
Por más de una década de prototipos, la institución académica buscó la manera de fabricar un aparato que fuera innovador y de bajo costo, aunque no obtuvo resultados que indicaran avances.
Entonces, el ingeniero biomédico egresado de la Universidad Iberoamericana propuso un nuevo concepto llamado rigidez variable, con el que se construyó la prótesis modular de tobillo que permitirá a los pacientes caminar sobre diversos relieves.
La rigidez variable fue resultado del estudio de los movimientos naturales que realiza una persona al caminar sobre diferentes superficies. Zabaleta observó que podían copiarse dichas fuerzas con componentes simples, por ejemplo, un resorte para modificar la rigidez con cada paso para que se adapte a las pendientes que las personas pisen.
Con este aparato ortopédico, el usuario tendrá confianza para caminar y ascender superficies inclinadas. La prótesis no cederá ante el estrés y evitará que la persona con discapacidad no presente riesgos de caer.
Pero el avance más significativo es que la prótesis no utiliza fuentes de almacenamiento de energía externas.
“Uno de las principales objetivos de la prótesis era que no dependiera de un componente eléctrico. No necesita una fuente de energía externa, como una batería”, comentó Zabaleta en entrevista con Forbes México.
Esta prótesis biomédica incorpora un sensor mecánico independiente que ajusta el resorte y proporciona la fuerza necesaria para cada pendiente que transite el paciente.
Durante el proceso de construcción, Zavaleta enfrentó algunas limitantes. Con poco tiempo para elaborar el proyecto, tuvo que ajustarse a los componentes que existían en el mercado, como el tipo de resortes que ya estaban manufacturados. Con esas condiciones sobre los parámetros del resorte, construyó el resto de la prótesis.
Aunque el ingeniero no tenía un lapso definido para elaborar la pieza, la universidad contaba con una impresora 3D y por ello pudo construir el prototipo en sólo 16 horas, circunstancia que permitió hacer pruebas para resolver problemáticas imprevistas.
“Su elaboración fue con material llamado polifenilsulfona, plástico empleado en la industria aeronáutica y automovilística. Es un material que resiste mucho estrés ” señaló el ingeniero originario de Oaxaca.
Como el proyecto sigue en la fase de correciones, patentes y permisos médicos, el precio podría variar con los componentes finales, no obstante, la cifra oscilaría entre los 80,000 y 250,000 pesos, 60% más accesible que las prótesis eléctricas.
Zabaleta afirma que México cuenta con la tecnología que utilizó en Estados Unidos para la investigación y desarrollo de esta prótesis, aunque es necesario que apoyen estos proyectos con fondos.
“No existe ninguna prótesis que asegure adaptación paso por paso en diferentes pendientes , y las eléctricas que aseguran hacerlo son caras y pesadas. Una vez que pase los procesos de calidad, será un producto innovador, que romperá con esquemas”, destacó.
Además, el ingeniero trabaja con autoridades de la Universidad de Northwestern para implementar un nuevo programa de educación en materia de rehabilitación en el Estado de Chiapas.