Atletismo
Para Mary Wittenberg “correr el Maratón de Nueva York es hacer un viaje por el mundo”
La directora de la mítica carrera recibe este viernes el Premio Príncipe de Asturias. A su vez, destaca la universalidad de una prueba que han disputado un millón de personas.
Mary Wittenberg (Nueva York, 52 años) comenzó a correr al cumplir los 22. Desde entonces ha cruzado la meta en cinco maratones, aunque prefiere las carreras de 5.000 y 10.000 metros. “En verdad, me da igual la distancia. Creo en correr por la vida, en correr como algo vital”, cuenta por teléfono desde Oviedo, donde este viernes recibe el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes como directora del Maratón de Nueva York.
Fue una sorpresa el pasado junio, cuando el jurado de los galardones premió el carácter internacional de esta histórica prueba, ganadora en las votaciones finales ante la nadadora Mireia Belmonte, la selección española femenina de waterpolo y la selección masculina de hockey sobre patines. Fue también una sorpresa para los propios miembros de New York Road Runners, la empresa que organiza el maratón, y cuya presidenta y directora ejecutiva es Wittenberg. “Habíamos oído hablar del premio, claro, pero no sabíamos que estábamos nominados. Estábamos reunidos todo el personal y de repente empezamos a recibir mensajes y correos de felicitaciones”.
El español Bernardo Hernández, miembro del jurado de los Premios de Investigación Científica, y que fue director mundial de márketing de Google, fue quien propuso al Maratón de Nueva York como candidato. Y la prueba fue escalando posiciones hasta imponerse entre 22 candidaturas de 13 nacionalidades diferentes, desde deportistas individuales a equipos y competiciones. “Simbolizamos todo lo bueno del espíritu humano”, explica Wittenberg, “la unión de los corredores de todo el mundo, de todas las personas que se entrenan y trabajan muchísimo para poder cumplir su sueño y correr por las calles de Nueva York”.
Aunque es uno de los cinco grandes maratones del mundo, junto a Boston, Chicago, Londres y Berlín, el de Nueva York no es ni el más antiguo ni el que registra mejores marcas. Pero sí el más universal. “Quienes corren lo hacen para ganar, pero no para ser los más rápidos. No es una cuestión de batir récords, sino de correr por Nueva York”. Sobre si es posible bajar el listón de las dos horas en la carrera de los 42 kilómetros y 195 metros (el récord mundial es 2h 2m 57s, del keniano Dennis Kimetto), Wittenberg asiente: “Sí, en 10 años se romperá esa frontera”.