Connect with us
Ormaechea Ormaechea

Tenis

Ormaechea y la herencia de Sabatini

Paula Ormaechea intentará trazar un camino propio en el US Open y todo comenzará con Kimiko Date en primera rueda.

Por Marcelo Gantman

Paula Ormaechea intentará trazar un camino propio en el US Open y todo comenzará con Kimiko Date en primera rueda. La japonesa, ya una señora de 42 años, fue una de las últimas rivales de Gabriela Sabatini en 1996. Por entonces Ormaechea era una niña que todavía no tenía cuatro años, pero el tenis ya estaba mezclado con sus juegos infantiles. Ahora, Date, aparece como una especie de conectora entre la leyenda de Sabatini y el deseo de que sea Paula la que mejor pueda acercarse a esos niveles de rendimiento.

Ormaechea

La historia de Paula Ormaechea es la de una chica que un día, con doce años de edad, miró por la ventanilla como sus padres la saludaban en la plataforma de micros de la terminal de Sunchales. Los que siguieron fueron años de una adolescente que tuvo que arreglárselas como una adulta en medio de Buenos Aires. Ormaechea no perdió la costumbre de moverse de su departamento al club en bicicleta, perfeccionó su manera de cocinar y entendió desde muy chica que la soledad para un tenista puede ser un frontón permanente, donde quien hace las preguntas es a la vez quien las contesta.

Paula jamás perdió la sensación de que el tenis puede ser algo artesanal y por eso suele encordar sus propias raquetas. Eso le permite concentrarse mejor y ordenar sus ideas. También fue el recurso que encontró para ganar algo de dinero cuando el presupuesto de los viajes ya estaba cerca del cero.

Hace poco Ormaechea comprendió que era momento de tomar sus propias decisiones. Lo captó cuando sentía que no era cómodo llegar a un lugar como Roland Garros y que sus patrocinadores privados le impongan un entrenador al que ni siquiera conocía. Después de seguir en los torneos por su cuenta, incluido ese avance notable desde la clasificación hasta la tercera rueda en París, Ormaechea comenzó a trabajar con Juan Pablo Guzmàn, con quien viene trabajando desde antes de la gira norteamericana. Tal vez esa fue la primera decisión fuerte que tomó en su carrera. Llegó a cuartos de final en Washington, pero luego no supero las clasificaciones de Toronto y Cincinnati. De todas maneras está contenta con las horas de juego acumuladas en cemento como para esperar el debut en Nueva York con cierto entusiasmo.

Ormaechea, a los 20 años, consiguió finalmente un lugar estable dentro del circuito femenino. Eso significa haberse instalado por primera vez entre las cien primeras del ranking mundial luego de haber llegado a la tercera rueda de Roland Garros. Desde ese lugar es más sencillo planificar una temporada y si todo marcha bien, toda una carrera. El tenis femenino carece de una competencia interesante intermedia, no tiene el equivalente a los challengers masculinos, como plataformas de despegue o acercamiento a la parte sustancial del tenis. Ormaechea siente que recién ahora puede orientar sus objetivos como realmente quiere.

Se ubica en el puesto 71 en este momento. Su presencia en los Grand Slam está garantizada, pero sus resultados todavía son sinuosos. Su personalidad es fuerte y su actitud todavía va por delante de sus logros. No mira tenis femenino porque salvo dos o tres jugadoras, «todas le pegan para arriba y gritan cuando pegan», según confesó en una reciente entrevista. Como contrapartida trata de no perderse de espiar las prácticas de Roger Federer cuando coinciden en un torneo.

Ormaechea arrancará en el US Open contra una de las últimas rivales en la carrera de Gabriela Sabatini. Kimiko Date ya era alguien en el circuito femenino cuando Paula jugaba simplemente porque eso es lo que hacen los niños. Será una conexión especial entre pasado y presente que tiene a Paula Ormaechea como referencia excluyente del tenis femenino argentino.

Su aventura comenzó desde que salió de Sunchales. Veremos cómo Paula construye su propio destino.