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Cómo empezar en primavera un gym
Después de meses sin ejercitar, muchos retoman la actividad física sin un plan adecuado, lo que puede llevarlos a la frustración y aumentar el riesgo de lesiones. Recomendaciones de expertas para empezar a entrenar de forma segura
La cronología de los hechos no falla: comienzan los días más cálidos, la gente empieza a despojarse de la ropa y muchas personas caen en la cuenta de que debajo del abrigo había un cuerpo del que se olvidaron todo el año.
Los gimnasios y lugares al aire libre se colman de nuevos apasionados por el fitness, la mayoría de quienes abandonarán el ejercicio una vez que finalice el verano y regrese el frío.
Pocos tienen en cuenta -según los especialistas- que más allá de la apariencia física, que es el principal motivo por el que la mayoría comienza una actividad física una vez comenzada la primavera, el ejercicio físico debiera pensarse como un hábito beneficioso para cuidar la salud presente y futura.
“Muchas personas pretenden recuperar todo el tiempo de inactividad en 15 días”, advirtió la corredora Fabiana Hasbani, quien desde hace años acompaña grupos de running de mujeres.
La prisa, el principal enemigo y el error más común al empezar a entrenar
La escena se repite cada septiembre: después de meses de inactividad y con la llegada del calor, muchos buscan volver al gimnasio con la intención de transformar su cuerpo de forma inmediata.
La realidad, sin embargo, es que esta prisa por lograr resultados rápidos no sólo es ineficaz, sino que también puede ser perjudicial para el cuerpo y la mente.
En eso coincidieron Hasbani y la profesora de Educación Física y licenciada en Alto Rendimiento Deportivo Claudia Lescano, para quien “después de un largo periodo de inactividad, la gente suele pensar que todo sigue al mismo nivel”.
Y este error, según las expertas, no discrimina por deporte o especialidad. “El fallo es el mismo en todos los casos: el apuro por ver resultados”, insistió Lescano.
Así, sin importar si se entrena para ganar fuerza, resistencia o simplemente para mantenerse en forma, lanzarse sin un plan adecuado después de meses sin entrenar puede generar más problemas que beneficios.
Hasbani agregó en este punto que uno de los problemas más comunes es que las personas “solo piensan en llegar al verano”, sin darle valor al proceso de entrenamiento.
El enfoque obsesivo en el objetivo estético puede llevar a ignorar lo fundamental: “Sostener la actividad física es clave. En un mundo donde todo parece girar alrededor de la inmediatez y los resultados rápidos, disfrutar del proceso se vuelve más difícil. Lo que más cuesta hoy es lograr disfrutar lo que hacemos”.
Riesgos del entrenamiento apresurado
En este punto, Lescano volvió a insistir en los beneficios del entrenamiento regular, que en su mirada ayuda a “la producción de endorfinas, más felicidad en el día a día, un descanso reparador y profundo”.
Además, para ella, el ejercicio físico es una herramienta fundamental para equilibrar las hormonas y mejorar la salud en general, al tiempo que mencionó cómo el ejercicio regular suele ir de la mano de una alimentación más saludable y una mejor organización del tiempo, lo que contribuye a una mayor sensación de bienestar.
Sin embargo, el riesgo de apresurarse para obtener resultados rápidos es elevado. Lescano advirtió sobre los peligros de tomar decisiones impulsivas, como seguir dietas inadecuadas, elegir entrenadores no calificados o someterse a modas pasajeras.
“En el apuro por alcanzar un objetivo estético, puede hacerse una mala elección”, aseguró, al tiempo que destacó que “esto, a su vez, puede llevar a lesiones físicas, frustración y eventualmente a abandonar el ejercicio por completo”.
Entre las lesiones más comunes entre quienes comienzan a entrenar de manera impulsiva en esta época del año, la profesora de Educación Física señaló que “están relacionadas a sobrecargas inadecuadas, mala ejecución en la técnica del ejercicio y no respetar los tiempos en el proceso ya que el cuerpo para avanzar necesita atravesar la adaptación y así poder tener un entrenamiento progresivo y adecuado”.
En ese sentido, es esperable que aparezcan contracturas musculares, distensiones y desgarros (de músculos y tendones), esguinces (de tobillo, rodilla, muñeca son los más frecuentes), tendinitis (inflamación de cualquier tendón), dolores de espalda (sobre todo lumbar y cervical por malas posturas durante la ejecución del ejercicio) y rabdomiólisis (exceso de ruptura de fibras musculares por ejercicio inadecuado a la condición física, que sostenido en el tiempo puede provocar un daño renal agudo).
Hasbani reforzó la frustración que surge cuando los resultados no llegan tan rápido como se espera. Según su experiencia, la mentalidad de “todo o nada” al volver a entrenar tras un periodo de inactividad es peligrosa, ya que crea expectativas irreales que pueden derivar en lesiones o en una relación tóxica con el ejercicio. “La clave es hacer ejercicio de manera continua, todo el año. Cuando ya se tiene el hábito, no caben dudas de que el entrenamiento forma parte de la vida”, enfatizó.
Recomendaciones para empezar a entrenar de forma segura
Ambas expertas dieron una serie de recomendaciones para quienes están pensando en retomar el ejercicio o empezar de cero.
Lescano fue firme en su primer consejo: “Antes de comenzar, es necesario realizar un chequeo médico completo que incluya un examen cardiológico”. Este primer paso es fundamental para asegurarse de que el cuerpo está en condiciones óptimas para afrontar cualquier tipo de esfuerzo físico.
Además, insistió en la importancia de ponerse en manos de un profesional experto que pueda adaptar el plan de entrenamiento a las características y objetivos de cada persona. “La intensidad del ejercicio es una herramienta poderosa, pero mal utilizada puede ser muy nociva”, advirtió, al tiempo que a la hora de aconsejar un tipo de entrenamiento para comenzar sostuvo que el desarrollado por ella “tiene todo lo que necesita el cuerpo para alcanzar ese ambiente hormonal que es condición para lograr un objetivo concreto como puede ser: adelgazar, aumentar masa muscular, tener más fuerza etc”.
“Es un sistema de entrenamiento compuesto por un protocolo de ejercicios aeróbicos, anaeróbicos y de resistencia muscular, que actúa directamente en el sistema hormonal -destacó-. El orden de ejecución de los más de 450 ejercicios es fundamental para crear este ambiente específico hormonal, según el objetivo propuesto”, enfatizó.
Es muy usual ver por estos días en plazas y parques cientos de personas corriendo o trotando. Para Hasbani, “la mejor manera de empezar a correr es con paciencia, sin desesperarse”. “La mejor manera de arrancar es meterse dentro de uno mismo y pensar: ‘¿Qué quiero para mí? ¿Para mi vida?’”, recomendó. Y subrayó que es fundamental respetar el proceso y no tratar de recuperar en pocos días lo que no se ha hecho en meses o años. “Es un proceso, y hay que respetarlo. ¡Un día a la vez!”, propuso.
Cómo hacer del ejercicio un hábito de todo el año
Ambas entrenadoras destacaron que la solución a este problema radica en la constancia. Para Lescano, la clave está en entender que no importa en qué momento se empiece a entrenar; lo esencial es adoptar el ejercicio como una práctica regular durante todo el año. “Las personas que entrenan solo cuando se acerca el verano no entienden que los verdaderos beneficios del ejercicio se obtienen a largo plazo”, sostuvo.
Hasbani compartió esta visión y ahondó: “Cuando se hace hábito, ya no se lo cuestiona; se hace de manera casi innata, como comer o bañarse”. El ejercicio se convierte en una parte indispensable de la rutina diaria, tanto que la falta de actividad física se siente como una ausencia palpable. “Cuando se llega a ese punto, si se deja de hacerlo, falta algo -aseguró la corredora-. Es como si pasaran dos días sin tomar un baño”.
Este enfoque hacia el ejercicio como un hábito permanente cambia la percepción de la actividad física, pasando de ser una obligación temporal a una necesidad constante, lo que mejora tanto la salud física como mental.
A modo de conclusión, ambas expertas insistieron en que el ejercicio físico no debe ser una actividad esporádica, motivada únicamente por metas estéticas de corto plazo. Cuando se convierte en una parte integral de la vida diaria, los beneficios son mucho mayores. Hasbani lo resumió de forma contundente: “Cuando el ejercicio se convierte en un hábito, ya no es una tarea pendiente, es una necesidad diaria”. Como ser de movimiento que es el humano, es esencial que integre la actividad física en su vida de manera constante, disfrutando del proceso y cosechando los beneficios a largo plazo.