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La Niña Deportista

Los padres deseamos que los niños desarrollen una educación deportiva complementaria, por lo que los inscribimos en escuelas de tenis, gimnasia, artes marciales, atletismo o cualquier otro deporte; pero no nos percatamos de las necesidades de los niños durante la actividad deportiva para prevenir lesiones debidas a las exigencias propias que el entrenamiento y competencia que un deporte determinado presenta.

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Los padres deseamos que los niños desarrollen una educación deportiva complementaria, por lo que los inscribimos en escuelas de tenis, gimnasia, artes marciales, atletismo o cualquier otro deporte; pero no nos percatamos de las necesidades de los niños durante la actividad deportiva para prevenir lesiones debidas a las exigencias propias que el entrenamiento y competencia que un deporte determinado presenta.

En el deporte, existen dos aspectos muy importantes a los que hay que prestar atención en una niña deportista: la hidratación y la nutrición. Es de fundamental importancia la hidratación antes, durante y después de la realización de la actividad deportiva, pues las características ambientales de nuestra zona, como el calor intenso y la extremada humedad ambiental, exigen que los deportistas estén adecuadamente hidratados para prevenir un problema serio como la enfermedad por golpe de calor.

En una persona adulta de 70 kg de peso, el 57%, osea 39.9 kg está compuesto por agua; este porcentaje corporal de agua aumenta conforme disminuye la edad, así tenemos, por ejemplo, que el recién nacido tiene el 78% de su peso en agua, al año de edad el 60% y así sucesivamente. Por eso, si en el deportista adulto es importante la adecuada hidratación, en el niño lo es mucho más, ya que ésta es importante en la termorregulación corporal.

Es importante conocer algunas diferencias que hacen que los niños sean reguladores de calor menos eficientes que los adultos:

– La mayor proporción de agua corporal en relación al peso en el niño que en el adulto.

– El adulto suda menos y presenta menor excreción por cada glándula sudorípara que el niño.

– El joven atleta tiene mayor área de superficie corporal, lo que propicia un mayor intercambio de calor entre la piel y el ambiente.

– El niño deportista comienza a sudar al alcanzar temperaturas más altas que un adulto.

– A cualquier nivel de ejercicio, las mujeres deportistas producen mayor calor metabólico por kilogramo de peso que el adulto.

– El niño presenta menor expulsión de sangre por el corazón con cada latido.

– Menor riego sanguíneo a la piel, lo que interfiere con la convección del calor desde la parte central del cuerpo hacia la periferia en el niño.

En estudios practicados a deportistas adultos de alto nivel de competencia se ha comprobado que durante la actividad física se puede generar una temperatura rectal desde 38.5ºC hasta 40ºC al presentar estados de deshidratación del 3 al 5% del peso corporal, por lo que estas temperaturas corporales se pueden presentar en el niño que realiza deporte con estados de deshidratación aún menores y a esto agregamos que algunos entrenadores fomentan la restricción de agua durante los entrenamientos sin tomar en cuenta que la deshidratación provoca:

– Disminución de la capacidad de termorregulación corporal.

– Disminución en la capacidad del trabajo físico.

– Disminución de la fuerza muscular.

– Disminución de la sudoración.

– Agotamiento del glucógeno muscular, el cual sirve para proporcionar energía.

– Inestabilidad circulatoria por la disminución del agua corporal.

Además se ha comprobado que hay un efecto acumulativo de las pérdidas de líquidos en el rendimiento deportivo que no logran compensarse posteriormente aunque se restituyan los déficits de líquidos el día de la competencia.

Otros factores de riesgo para la producción de enfermedad por golpe de calor en el niño que realiza deporte además de la edad son:

1.- Falta de acondicionamiento y aclimatación. Es importante un período de aclimatación de 8 a 10 días cuando se va a competir de un clima templado o frío a un clima caluroso. Los cambios que hay durante la aclimatación son:

 

a) Aumento del flujo sanguíneo cutáneo.

 

b) Aumento de sudoración en forma más temprana.

 

c) Ampliación del volumen plasmático.

 

d) Mejor distribución del sudor sobre la superficie corporal.

 

e) Producción de sudor con menor cantidad de sales.

 

f) Disminuye la utilización del glucógeno muscular.

 

2.- Obesidad, ya que el niño obeso presenta:

 

a) Gasto cardiaco reducido.

 

b) Limitada distribución del flujo sanguíneo a la piel

 

c) Mayor elevación de la temperatura corporal que en personas delgadas.

 

d) Sudoración alterada por un menor número de glándulas sudoríparas en relación a la superficie corporal.

 

3.- Tomar medicamentos:

 

a) Antihistamínicos, usados también como antigripales, porque disminuyen la sudoración.

 

b) Hormona tiroidea o anfetaminas, pues incrementan la producción de calor.

 

4.- Enfermedades subyacentes que alteran los mecanismos termorreguladores, como:

 

a) Enfermedades febriles.

 

b) Enfermedades gastrointestinales.

 

c) Diabetes insípida.

 

d) Diabetes mellitus

 

.e) Insuficiencia cardiaca.

 

f) Desnutrición.

 

g) Anorexia Nerviosa.

 

h) Retraso mental

 

Por lo que todo niño enfermo o que esté ingiriendo medicamentos debe ser autorizado por su pediatra en el momento adecuado para reiniciar con su actividad deportiva habitual.

Los signos incipientes de la enfermedad por golpe de calor son:

a) Piloerección en tórax y brazos.

b) Escalofríos.

c) Dolor de cabeza.

d) Nauseas.

e) Sudoración excesiva.

 

Los signos de enfermedad por golpe de calor ya establecida en el niño incluyen:

 

a) Mareos.

 

b) Latidos cardiacos rápidos.

 

c) Fatiga muscular.

 

d) Inestabilidad.

 

e) Torpeza.

 

f) Apatía.

 

g) Alteración gradual del conocimiento.

 

Por lo que es preciso siempre evitar llegar a estos extremos con las siguientes medidas:

 

– No realizar actividades deportivas durante los horarios en donde el calor ambiental es más alto.

– Usar ropas apropiadas y de material absorbente, permitiendo la mayor cantidad de piel expuesta al ambiente para facilitar la evaporación del sudor.

– Hidratación adecuada previa al entrenamiento o competencia, de 15 a 30 minutos antes, con 150 a 200 ml de agua en niños menores de 40 kgs o con 250 a 350 ml niños mayores.

– Beber cantidades similares de agua fría cada 20 a 30 minutos durante la actividad deportiva.

– A los jóvenes que realizan competencia fuerte les ayuda mucho pesarse antes y después del entrenamiento o competencia, ya que por cada kilogramo de peso perdido se requiere beber un litro de agua.

– Recordar que aunque un niño no esté realizando actividad física, por el sólo hecho de estar sentado bajo los rayos del sol tiene aumento de temperatura y pérdida de líquidos por evaporación, así que se les debe tener en lugares sombreados.

En cuanto a la dieta de los niños que realizan deporte, debemos dejar claro que los niños están en una fase de crecimiento y desarrollo que les impone ingerir determinadas calorías por kilogramo de peso por día, a las que debemos incrementar las calorías que ameriten según el tipo de deporte que se realiza, para así evitar una baja de peso por la pérdida de grasa corporal y disminución de la masa magra que conduzca a estados de malnutrición.

 

Estas necesidades calóricas variarán según la edad, el sexo, así como el tipo de deporte y el tiempo en que se ejecute; aquí mencionaremos ejemplos de niños que ya actúan en entrenamientos y competiciones más intensas como los mayores de 12 años de edad. Estos niños no deberán recibir menos de 2000 calorías por día. En términos generales el niño deportista de 12 años debe recibir en promedio 60 calorías por kilo de peso y por día; de los 19 a los 24 años, 40 calorías, controlando que su nivel de crecimiento sea el adecuado, evaluando su desempeño escolar y su conducta, ya que de observarse alguna alteración en estos datos nos indicaría una probable ingesta calórica inadecuada, la cual deberá ser evaluada según las pérdidas energéticas que un deporte determinado exija; así por ejemplo, de acuerdo a la Enciclopedia Médico-Quirúrgica Francesa del año 1997, un joven de 70 kilos que practica baloncesto, gastará 9.66 calorías minuto de práctica. El ciclismo de competición en un joven de 70 kilos impondrá un gasto energético de 11.82 calorías por minuto. En carrera moderada se utilizan 9.45 calorías por minuto de práctica. En danza, una joven de 50 kilos gastará 8.4 calorías por minuto de práctica. En judo un joven de 60 kilos, 11.70 calorías por minuto de entrenamiento. En natación estilo libre, un joven de 60 kilos utilizará 9.72 calorías por minuto. En tenis, un joven con 60 kilos de peso gastará 6.54 calorías minuto de práctica.

En cuanto a la distribución de los alimentos hay que destacar que los carbohidratos deberán proporcionar un aporte energético del 55 al 60% del total de las calorías ingeridas, lo cual se logra con ingestas de carbohidratos de 10 gramos por kilo de peso y por día; la proporción de grasas se sitúa en el 30% del total del aporte energético diario; las necesidades de proteínas deben constituir del 12 al 15% del aporte energético total diario, esto es, ingerir de entre 1.2 hasta 1.8 gramos de proteínas por kilogramo de peso y por día. Se debe respetar una proporción de, al menos, el 50% de proteínas animales para asegurar un aporte suficiente de aminoácidos esenciales. En deportes tales como la halterofilia, lucha, fútbol americano y otros en donde el incremento de la masa muscular es importante para el desarrollo deportivo, pueden ser recomendables hasta 2 gramos por kilogramo de peso por día de proteínas y, de acuerdo a las clínicas pediátricas de Norteamérica del año de 1990, en estos deportistas la distribución calórica variará de la siguiente manera: carbohidratos, el 60%; grasas, del 15 al 20% y proteínas, del 15 al 20% de las calorías totales diarias.

 

En cuanto al reparto de los alimentos durante el día, el desayuno deberá contener el 25% de las calorías totales del día; la comida, 30%; la merienda, 25% y la cena el 20%.Hay que recordar que en los deportistas es muy frecuente la deficiencia de hierro, por lo que para mejorar la ingesta de hierro se recomienda acompañar con jugos de frutas (naranja, toronja, etc.) que aportan vitamina C, la ingestión de carnes rojas, ya que esta vitamina mejora la absorción de hierro. El adecuado aporte de vitaminas y minerales es proporcionado con la adecuada ingesta de frutas y verduras, de preferencia las que no necesitan cocinarse, las que sí necesitan cocinarse deben de ser cocidas al vapor y suspenderse la cocción al tornarse ligeramente blandas. Se debe evitar en lo posible la ingesta de «comida chatarra», la automedicación de vitamínicos, sobre todo los compuestos de aminoácidos, ya que en éstos en particular presentan problemas tales como aumento de la grasa corporal, deshidratación, sobrecarga en el trabajo hepático y renal para eliminar el exceso de nitrógeno e incluso se ha reportado que pueden provocar nefritis intersticial.

Es muy importante ofrecer al deportista una dieta preparada higiénicamente, suficiente, equilibrada y adecuada. Ejemplo de una dieta de 2,500 calorías:

 

A) DESAYUNO:

 

12 taza de cereal.

 

1 taza de leche al 2%.

 

1 banana.

 

Media taza de jugo de naranja.

 

B) A MEDIA MAÑANA:

 

1 taza de yogur.

 

1 manzana.

 

3 galletas.

 

C) COMIDA:

 

1 pechuga/muslo/pata de pollo.

 

Vegetales .

1 taza de leche

 

D) Merienda :2 rebanadas de pan tostado de grano.

Taza de jugo de manzana.

 

E) CENA:

3 galletas

Carne / Fideos

Fruta

 

Agradecimiento:  Dr. Luis Maldonado /Grupo de Entrenamiento La Deportista Lic. Laura Urteaga laura@ladeportista.com/

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