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La mente del corredor

Los runners necesitan ejercitar tanto el cuerpo como la mente si quieren avanzar en la disciplina. Los consejos del maratonista Santiago García

Para los runnes, correr genera la sensación de libertad, adrenalina y provoca felicidad. Si bien todos saben que para hacerlo hay que entrenar el cuerpo, muchas personas, en especial los principiantes, olvidan que ese mismo trabajo metódico y constante para rendir más debe aplicarse al entorno mental.

“Para ser un deportista completo también es importante entrenar la mente. La fortaleza mental no lo es todo, pero tiene un peso mucho mayor del que muchos creen”, señaló en Infobae Santiago García, maratonista y autor de los libros Correr para vivir, vivir para correr y Volver a correr.

García, quien completó las Six World Marathon Majors dos veces, remarcó que es la mente la que lleva a un corredor no solo a mejorar en general, sino a cosas tan simples como salir a correr siempre o aprender a disfrutar cada momento.

“Todas esas cosas están en el cerebro del corredor y eso, por supuesto, también se puede entrenar. Correr es un proceso que lleva años de trabajo para alcanzar su punto más alto. En el medio, cada entrenamiento es motivo de felicidad, por eso es tan placentero como deporte”, apuntó.

La convicción es necesaria para comenzar y fortaleza mental para conservar la continuidad. Quizás romper la inercia no es tan difícil porque empezar a correr “incluye la alegría de empezar algo nuevo”, dijo García y continuó: “Luego de las primeras semanas los corredores se dividen entre los que están eufóricos y ya nunca más dejan de correr y aquellos que desean hacerlo pero mentalmente escuchan sus propias voces negativas. Motivos para no ir a entrenar hay infinitos y la mayoría son excusas mentales”.

Tener un registro claro de cómo nos sentíamos antes de ir a entrenar y también después es una recomendación fundamental: “Siempre es placentero entrenar y más allá de los días buenos y malos, la alegría del trabajo hecho produce una enorme sensación de bienestar. Recordarlo es algo que también debe entrenarse. Cuando hay dudas para salir a correr, hay que pensar en la felicidad del entrenamiento”, sintetizó.

Los entrenamientos más difíciles son un desafío. Desde su amplia trayectoria como corredor García explicó que hay quienes disfrutan las pasadas breves y rápidas, otros están más a gusto con las más largas y de resistencia. Hay quienes aman los fondos y los que prefieren las cuestas. En todos los casos, los entrenamientos que nos salen más fácil no merecen mayor apoyo. Pero lo vital es concentrarse en los que nos resultan más complicados. Ahí es donde se juega la confianza del runner.

Alcanzar las metas más complejas fortalece tanto el cuerpo como la cabeza. “Jamás hay que perderse uno de esos entrenamientos, porque hacerlo socava, sutilmente, nuestra confianza. Si justo el día del entrenamiento difícil aparecen las excusas, hay que saber que son solo eso y nuestra mente debe identificarlo”, aseguró García.

Parte de estos consejos aparecen en el libro Correr: Entrenamiento de la fuerza mental de Matt Fitzgerald que García recomienda: “Entre otras cosas se habla de algo que muchos olvidan: cada corredor es distinto y cada uno debe evaluarse en sus propios términos. Cada atleta tiene un camino, un proceso, un cuerpo que le dio la naturaleza y un temple para entrenarlo de la mejor forma posible”.

Hay una frase de Ian Thompson en ese libro que lo explica muy bien: “Cuando corro bien, estoy feliz y cuando estoy feliz, corro bien”. Todos los que corremos sabemos a que se refiere y no debemos distraernos de ese mensaje tan simple como vital. Es un círculo virtuoso del que uno a veces sale, pero a no desanimarse. Un corredor puede tener un bajón mental, pero al final se recupera. Los baches mentales son pasajeros, eso es algo de lo que también hay que tomar nota.

García sabe que buscar objetivos es también un motivador fundamental y se refirió a Emil Zátopek, el legendario maratonista, quien diría que un corredor debe correr con sueños en el corazón. Algo que vale tanto para los profesionales, también para los aficionados. Un objetivo puede ser una carrera, pero también puede ser una cantidad de kilómetros semanales, un ritmo de entrenamiento, completar algo que habitualmente no nos salía.

“Un corredor novato puede plantearse como objetivo sumar un día de entrenamiento o realizar una serie más de un trabajo. Los objetivos varían, pero como tales, trazan un camino a recorrer. Todo el proceso es el fin en sí mismo”, sentenció el especialista.

Porque muchas veces el final del camino no tiene el mismo peso que los meses transcurridos para lograrlo. Miles de entrenamientos para decenas de carreras. Así es el trayecto de un runner.

Por eso es importante tomar nota de lo bueno y de lo malo. Si algo falla, ver qué ocurrió y tratar de entender el motivo. En ese momento se destaca la figura del entrenador, alguien que puede responder a inquietudes que quien no ha estudiado no puede resolver.

Cuando un entrenamiento salió bien, muchas veces la respuesta es la confianza mental que aumenta y crece con cada sesión lograda, aseguró García. Tomar nota mental o, directamente, hacerlo en papel o en las aplicaciones. Ver la suma de kilómetros semanal, mensual, anual. Comparar los ritmos de los trabajos iguales, ver si hubo progreso o si mantuvimos la calidad. Anotar la situación climática, las condiciones en las cuales se ha corrido.

“Visualizar el trabajo antes de realizarlo. Eso vale para los entrenamientos y aún más para las carreras. Cuando vamos a correr hay que pensar en la carrera, imaginar la llegada mil veces, pensar en el esfuerzo a realizar y cómo lo vamos a conseguir”, es un consejo que sumó y no debe olvidarse.

Otro consejo de García es tener un mantra en las carreras es una herramienta muy importante. Una frase breve o una palabra que el corredor debe repetir para mantener la concentración y la fuerza mental. Mil pensamientos atacan a un atleta en una competencia y un mantra que nos limpie y nos aleje de las ideas negativas es muy importante.

Cuánto más larga es la competencia, mayor relevancia puede cobrar tener un mantra con nosotros. A veces puede ser una palabra de aliento a uno mismo, una recompensa mental para cada kilómetro recorrido.

Cada corredor tiene su plan y su entrenamiento. No hay dos iguales. Para los aficionados la felicidad es un elemento primordial. “Mejorar requiere esfuerzo, sufrimiento y mucho empeño. Pero la recompensa es enorme, incomparable, definitiva”, concluyó.

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