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La caminata del gorila

Este tipo de marcha pone a prueba la fuerza, equilibrio y coordinación, pero no es apta para personas con lesiones en tobillos, rodillas o cadera

Fue a principios de los 2000 que “El baile del gorila” de Melody aterrizó y comenzó a sonar en todas las pistas y estudios de danza del mundo. Aproximadamente 20 años más tarde, la coreografía de la canción no parece tan alocada puesto que son cada vez más las personas que imitan los movimientos de los primates al hacer la “caminata del gorila”, un tipo de ejercicio en el que se involucran los principales grupos de músculos del cuerpo.

Se ha popularizado en clases de gimnasia, calistenia y de animal flow como parte del calentamiento inicial. Para sus practicantes moverse como un gorila usando todas las cadenas musculares es divertido y beneficioso dado que hace trabajar partes del organismo que no se ponen a prueba diariamente.

“Podía sentir lo rígidos que estaban mis músculos cuando bajé a la posición inicial de sentadilla y me alegro de haber dedicado nueve minutos al día para probar la caminata del gorila”, detalla en una columna de opinión la influencer norteamericana del fitness, Sam Hope. Según señala, los movimientos que hacen los primates son excelentes para desarrollar la movilidad de la cadera, los hombros y las muñecas además de trabajar los principales grupos de músculos del cuerpo, incluido el core.

“Al final de la semana noté una diferencia en mis caderas y tendones de la corva –músculo ubicado en la parte posterior del muslo–”, enfatiza.

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Durante los millones de años en que los humanos han sido bípedos, la capacidad para poder caminar erguido no solo decantó en el movimiento que más se realiza hoy en día para trasladarse de un lugar al otro y para sumar minutos de actividad física, sino que ayudó a la especie humana a recorrer grandes distancias, asentarse en nuevos lugares y sobrevivir a climas y entornos peligrosos.

Aunque desde hace tiempo que los individuos acostumbran caminar de esta forma, mucho antes, los humanos se movían con cuatro extremidades como los monos o gorilas. Y según investigaciones, hacer este movimiento –al menos durante unos minutos— podría ser justo lo que que las personas necesitan para desarrollar más fuerza y una mejor movilidad sin ayuda de elementos externos como pesas o máquinas de gimnasio.

Al tratarse de desplazamientos que ahora son desconocidos y poco realizados por los humanos, este tipo de marcha pone a prueba factores como la fuerza y la coordinación ya que implica moverse de distinta forma y al mismo tiempo con cuatro extremidades corporales.

”Como pasa con otros ejercicios físicos, esta caminata tiene sus ventajas. Se destacan de los movimientos de los gorilas la capacidad de mantenerse en equilibrio y trabajar la coordinación y la movilidad que, al fin y al cabo, terminan siendo beneficios indiscutibles para el bienestar del organismo”, resalta el médico deportólogo y director de la Diplomatura en Medicina Deportiva Pediátrica de la Universidad Favaloro, Santiago Kweitel (M.N. 93789).

Entre sus beneficios, quienes practican a diario este tipo de caminata destacan:

  • Mejora del equilibrio y la coordinación. Al emplear extremidades que no está acostumbrado a utilizar para moverse, se requiere de una gran coordinación para sincronizar piernas y brazos. De la misma manera, los simios exhiben una habilidad para balancear el peso entre brazos y piernas durante su desplazamiento, contribuyendo así a su estabilidad y equilibrio.
  • Trabaja la movilidad de la cadera. En una época en la que se acostumbra a estar la mayor parte del día sentado, el movimiento de la cadera es nulo, por ende, se termina debilitando. La caminata del gorila pone en marcha los flexores y extensores al implicar desplazamientos hacia delante, hacia atrás, de lado a lado y de forma rotacional.
  • Fortalece los hombros y las muñecas. No es casual que los gorilas tengan grandes brazos y se muestren musculosos. Esto sucede como consecuencia de caminar y balancear el peso de su cuerpo con los brazos. Además, el ejercicio implica realizar movimientos inusuales con las muñecas y con los nudillos, por lo que mejora la movilidad y hace que estas partes se muevan en diferentes planos de movimiento.

Ante su popularidad, el Dr. Kweitel informa que lo ideal con esta caminata/serie de movimientos es que sean empleados como una herramienta que ayude en la preparación física y no como un entrenamiento sistemático. “En caso de utilizarlo a modo de entrada en calor o de activación muscular después se sugiere seguir con otro entrenamiento más complejo”, agrega.

¿Cómo se hace?

Se comienza en una posición de sentadilla baja con ambos talones plantados ligeramente más separados que el ancho de los hombros y las rodillas en la misma dirección que los dedos gordos del pie. La columna debe mantenerse neutra sin encorvarse para activar el core.

Una vez hecho eso, se comienza a balancear suavemente el cuerpo de un lado a otro permitiendo que los brazos se vuelvan pesados, pero manteniendo los hombros hacia atrás. Las manos se posicionan frente a uno y la mayor fuerza para realizar el movimiento se hace con el núcleo/core.

Las piernas deben seguir el movimiento del torso y brazos y se sugiere realizar el ejercicio en una dirección y luego regresar en la manera inversa.

Por último, cabe destacar que, a pesar de sus ventajas, este ejercicio no es apto para todas las personas, especialmente quienes presenten lesiones en partes del cuerpo como tobillos, rodillas o cadera. En cualquier caso, Kweitel recomienda tener una consulta previa con un médico que evalúe las condiciones personales y de el visto bueno al ejercicio.