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Investigación: ¿las mujeres trans tienen ventaja en el deporte?
Jugadoras, profesionales de la medicina y la AFA opinan sobre el tema y analizan cómo repercute el tratamiento hormonal.
En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 ocurrió un hecho histórico: Laurel Hubbard se convirtió en la primera atleta transgénero en participar de los Juegos y compitió en halterofilia 87 kg. Para llegar a esto hubo una lucha ardua y progresiva desde distintos colectivos que permitió que las deportistas trans pudiesen participar con el género autopercibido.
Sin embargo, así como el Comité Olímpico Internacional fue modificando sus reglamentaciones en relación al tema, también lo fueron haciendo las diversas federaciones. El caso de la Federación Internacional de Natación es uno de los que más revuelo causó cuando en junio de este año determinó que prohibiría la participación en eventos femeninos a todas las mujeres transgénero que hayan experimentado cualquier etapa de la pubertad masculina.
Esto implica que sólo podrán participar quienes hayan tenido su transición antes de los 12 años. «Tenemos que proteger los derechos de nuestros atletas a competir, pero también tenemos que proteger la equidad competitiva en nuestras pruebas, especialmente la categoría femenina en las competiciones de la FINA», expresó Husain Al-Musallam , presidente de la institución.
Además plantearon la posibilidad de crear una tercera categoría y aseguraron que trabajarían en esta idea durante los próximos meses. En este contexto es que se retoma el debate que atraviesa a las distintas entidades deportivas: ¿Cómo interfieren las hormonas en el rendimiento deportivo? Y yendo un poco más allá ¿Qué define a una mujer? ¿Acaso son las hormonas que determinan el género o el autopercibimiento y la identidad? ¿Cómo impacta esto en el nivel deportivo? ¿Cómo se toman decisiones ante la falta de pruebas científicas? Desde Olé decidimos contactarnos con deportistas, una endocrinóloga y con la Asociación de Fútbol Argentino para profundizar en el tema.
¿Qué dicen jugadoras argentinas?
En 2012 fue promulgada la Ley de Identidad de Género que permite el cambio registral a través de un trámite administrativo sin necesidad de acreditar pericias médicas, intervenciones quirúrgicas o tratamientos hormonales. Esta legislación además incluye el derecho a la salud integral que permite, entre otras cosas, que las personas puedan recibir el tratamiento hormonal. Según los registros nacionales desde su sanción 12.655 personas modificaron su DNI y entre estas se encuentran Jessica Millaman y Jezzabelle Carranza.
Jessica es una de las mujeres que cambió la historia del deporte nacional. Si bien su conquista es una consecuencia de la lucha de generaciones anteriores, se convirtió en la primera deportista trans en poder competir con el género que se autopercibe.
“Nunca me autopercibí varón, pero amaba tanto el deporte que jugué desde los seis años hasta los 10. Ahí dejé porque ya no sentía hacer nada con los varones porque no me autopercibía como tal. Eso fue lo primero que dejé para respetarme a mi misma. No pude vivir la transición a esa edad por una familia homofóbica y una sociedad en la que era muy difícil plantear este tipo de cambios hace 25 años atrás. Recién me pude hacer cargo de mi transición a los 15 años”, relata.
Jezzabelle actualmente juega al fútbol en la Primera División y en un diálogo con Olé cuenta que para transicionar a su género autopercibido inició un tratamiento hormonal sin acompañamiento médico “simplemente nos dejábamos guiar por lo que decían otras compañeras”. En ese momento la Ley de Identidad de Género no existía y el boca a boca era el único método para informarse. “Quiero aclarar que las políticas públicas llegaron tarde para nosotras. En nuestro desarrollo adquirimos muchos patrones masculinos. No podemos compararnos una niñez trans”, remarca.
Mientras realizaba su tratamiento hormonal competía con varones, pero era víctima de distintas situaciones de discriminación. “Sufría muchas burlas por ser afeminada y me dejaban en el banco, era muy angustiante. Ahí fue que las chicas empezaron a llamarme para que pudiera divertirme jugando con ellas.Luego con la ley las políticas públicas comenzaron a fluir y allí empecé a competir después de una larga lucha en contra de muchos prejuicios. No sólo con las autoridades sino con las compañeras que también creían que por haber nacido nene tenía ciertas ventajas deportivas. Fue recién al empezar a jugar que se empezaron a dar cuenta de que mi cuerpo, mi fuerza, mi parte aeróbica y todas esas cosas eran algo parejo. No había una ventaja que vos decías ´Ah es una bestia como mete goles.Me va a chocar y romper toda’”, agrega.
La delantera de Deportivo Español, que actualmente se encuentra en el último puesto de la tabla de posiciones, analiza cómo repercutió el tratamiento hormonal para poder competir de manera profesional y asegura que en su caso no fue favorable. “Yo empecé a sentir que me faltaba algo para poder explotar. Hubo un tiempo relativo para que eso sucediera que fueron tres o cuatro años. Lo pude comprobar con mi propio cuerpo. Perdí mucha parte aeróbica, perdí fuerza. Lo que me quedó simplemente fue técnica y una fuerza pasiva, estática. Pero en lo que es la parte aeróbica me cuesta mucho”, explica.
La AFA permite que las mujeres trans compitan siguiendo el reglamento anterior del Comité Olímpico Internacional: tener menos de 10 nanogramos de testosterona por mililitro de sangre, sin necesidad de hacerse una operación para el cambio de sexo. En ese sentido, la Jezzabelle manifiesta: “Los bloqueadores de testosterona son muy difíciles de llevar a menos de 10 nanogramos por sangre. Se necesita mucha cantidad y eso genera mucha carga hepática y problemas en la salud. Es bastante invasivo el tratamiento… No es fácil. Yo me hice hace cuatro años la vaginoplastia, dejé de tomar esos bloqueadores y me siento muy bien físicamente, pero desconozco ese rendimiento físico que tenía cuando era nene. Mi techo hoy es un 70% de lo que era antes”, cierra.
Luana Muñoz atiende el teléfono y se suma a dar su postura sobre el tema. La jugadora y referente de Racing se enfrentó con equipos integrados por mujeres trans en el torneo de Primera División de Fútbol Femenino y celebró la posibilidad de que la cancha sea un espacio más igualitario. “Personalmente la inclusión de mujeres trans en el deporte me pone muy contenta. Creo que es un paso más para seguir consiguiendo derechos y acercarnos más a un mundo más igualitario. No importa el género de la persona sino los derechos. Cuando nos tocó enfrentar equipos que estaban conformados por mujeres trans sin dudas fue algo nuevo para mi. Se sintió normal. No lo charlamos con mis compañeras, pero sí se sintió normal. Lo celebro mucho porque creo que el fútbol femenino es un espacio de inclusión y luchamos para que sea cómodo para cualquier persona”, explica.
Además de contar su experiencia, la ex River Plate cuestiona la necesidad de analizar la ventaja deportiva y como futbolista y militante de los derechos LGBTIQ+ (Lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales, Queers) expresa: “Si bien mi opinión no es científica, soy una simple jugadora, pero cuando nos tocó enfrentarnos a mujeres trans no se sintió ningún tipo de ventaja deportiva. El foco nunca estuvo puesto en eso. En ningún momento sentimos que existía una ventaja deportiva en ese tipo de cuestiones. Personalmente nunca me sentí cómoda debatiendo este tipo de cuestiones porque creo que todos deberían tener derecho a practicar el deporte o la profesión que les gusta. Me molesta que siempre haya un obstáculo para las minorías para quitar derechos o despreciar y desprestigiar el esfuerzo de una persona. A mi no me interesa si hay o no una ventaja deportiva, lo importante acá es que puedan practicar el deporte que les gusta y ya. Está bien que haya una disponibilidad de cuidado para todas, pero no me interesa si hay o no ventaja”.