El cuerpo humano es una entidad maleable. En términos generales todos tenemos la misma estructura, peor hay algunos detalles que nos distinguen y nos otorgan capacidades específicas. Las condiciones ambientales, por ejemplo, determinaron que en África las personas tengan fosas nasales más amplias y cabello hirsuto y cerrado en la cabeza, el mismo proceso que en latitudes más boreales derivó en, por ejemplo, piel y ojos claros que supusieran cierto beneficio ante el clima del lugar.
Sin embargo, conforme el tiempo avanzó, igualmente nuestros hábitos afectaron nuestra constitución corporal. Ahora la obesidad es un problema mayúsculo en ciertos países, con cuerpos que en muchos sentidos se han alejado notablemente de las condiciones necesarias para su funcionamiento óptimo.
En esta serie que ahora presentamos, el fotógrafo neoyorquino Howard Schatz nos muestra las distintas formas que el cuerpo humano puede adoptar según se le moldee bajo determinadas disciplinas deportivas. Y aquí el término “disciplina” no se refiere únicamente al deporte practicado, sino sobre todo a todas las rutinas y hábitos asociados con éste: el entrenamiento, la dieta que cada uno necesita, los músculos que se privilegian y los que se utilizan menos y, en suma, toda esa coincidencia de factores que terminan por transformar el cuerpo y por transformarlo de maneras diversas.
Por otro lado, las imágenes también ponen en duda el lugar común de que el ejercicio regular tonifica el cuerpo y lo ajusta a los estándares de delgadez y firmeza que tanto se pregonan en la actualidad. Sí, pero no en todos los casos, no todos los ejercicios.