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Atletismo

El secreto para que los corredores recuperen la velocidad después de los 50

Según el profesor Paul DeVita, de la cátedra de kinesiología de la Universidad de Greenville, lo que cambia con los años no es la agilidad sino la mecánica.

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Los músculos y las articulaciones también envejecen. Y hasta el mejor entrenado y más profesional de los corredores nota que, con el paso del tiempo, pierde velocidad. Las piernas responden de forma completamente diferente antes y después de cumplir los cincuenta. Las razones están relacionadas a cómo el cuerpo se protege a sí mismo, a nivel instintivo, de posibles lesiones.

Sin embargo, estudios recientes de la Universidad de Greenville, en Carolina del Norte –liderados por el profesor de kinesiología Paul DeVita, presidente de la Sociedad Americana de Biomecánica–, muestran que los runners mayores pueden recuperar velocidad fortaleciendo ciertos músculos.

A partir de los cuarenta, la capacidad para el ejercicio aeróbico decae a razón de un 10% por década, aún para la gente mejor entrenada. Por supuesto que un hombre de sesenta acostumbrado al ejercicio tendrá mucha más resistencia que uno de la misma edad que vive anclado al sedentarismo. Pero será más lento de lo que él mismo era una o dos décadas antes.

Sin embargo, menor resistencia no implica necesariamente menor velocidad. En teoría, un adulto mayor debería poder correr a la misma velocidad que en su juventud, solo que le demandaría más esfuerzo. Pero, en cambio, la mayoría tiende a reducir la velocidad.

Los números no mienten: el récord mundial de maratón –su feliz propietario lo marcó a los treinta– es de 2 horas y dos minutos. La marca para la categoría de entre 70 y 75 años, en cambio, está más de cincuenta minutos por debajo.

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De a pasitos
Ya un estudio del año 2000 de esta universidad afirmaba que los mayores caminan con pasos un 4% más cortos como una adaptación neuromuscular al desgaste de la edad para ahorrar energía, exigiendo más las articulaciones de la cadera en detrimento de las de la rodilla y el pie.

Un trabajo académico reciente, realizado por el mismo equipo, concluyó que el estudio biomecánico anterior, basado en los ritmos naturales de caminata, también era aplicable a los corredores, aunque con algunas diferencias substanciales.

Aún cuando la mayoría no cambian el ritmo con la edad, también tiende a acortar el tranco. A diferencia de los casos analizados en el estudio sobre caminata, los corredores también tienden naturalmente a proteger sus tobillos –más propensos a lesiones– pero no bajan la exigencia a las rodillas y definitivamente no compensan la disminución en el uso de los pies con fuerza adicional procedente de la cadera.

Consecuencias: se despegan menos del piso y terminan reduciendo la velocidad.

Volver a volar
Para evitar lesiones como la tendinitis y, de hecho, mantener la velocidad a lo largo de los años, los especialistas recomiendan ejercitar los músculos de los tobillos, incluyendo elongación, trabajo de fuerza –por ejemplo, repitiendo la mecánica de ponerse en puntas de pie– y flexibilidad, como por ejemplo haciendo rodar una pelota pequeña con la planta o tomando del piso una toalla con los dedos de los pies, entre otros.

runners mayores

Fuente: Infobae

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