Connect with us

Actualidad

Virginia Bardach sueña con escribir su propia historia en Río

“Ya no me siento ‘la hermana de’”, aclara la nadadora que participará en los 200 y los 400 metros combinado en los próximos Juegos Olímpicos.

Recién simulaba ser un delfín, dentro del agua, o una sirena, al borde de la pileta del complejo Jeanette Campbell. Ahora la cámara está guardada y la ropa es generosa para combatir el frío de otoño en Núñez. Pero ella no es este camperón –tan diferente a la malla enteriza roja– ni esa modelo que seguía las órdenes del fotógrafo. Ella, que empieza a desandar el camino hacia Libertador, es Virginia Bardach, que empezó a nadar antes de su primer año de vida y, a los 24, cobra nombre propio. “Ser hermana de Georgina tuvo sus pro y sus contra, pero me lo tomo bien. Ya no me siento ‘la hermana de’”, aclara Vicky, que participará en los 200 y los 400 metros combinado en Río.

“Soy la cuarta de cuatro hermanas. Vivíamos a una cuadra del club. Y, por seguridad, mi mamá las hizo nadar a todas ellas. Aprendieron, se engancharon. Nací en abril (de 1992) y en diciembre ya estaba en la pileta. Meses, nomás”, repasa la cordobesa, mientras deja atrás los ruidos de la Lugones. No tiene registros de no haber nadado, dice. Nunca le temió al agua, y se ríe.

Los recuerdos dan vueltas como los atletas que se entrenan en la pista del CeNARD. En el centro, la imagen de Georgina y el bronce en los 400 metros combinado, una de las tres conquistas olímpicas para su deporte. “Cuando pasó lo de Atenas, yo era muy chica y no caía en lo que estaba logrando. Ahora lo pienso y creo que su logro es increíble. A medida que pasen los años lo van a ir valorando cada vez más. Como que va a costar repetirlo, ¿no?”, opina Virginia. Pero hubo algún sinsabor, como el penúltimo puesto en Beijing: “Pasó por el bronce y una experiencia diferente en 2008. Por eso me repite que disfrute y que me entrene, nada más”.

Virginia Bardach 02

Se acabaron las comparaciones (“No es algo que haya generado ella, eh”). Ahora es la más chica la que oye consejos. La que vivirá sus primeros JJ.OO., en definitiva. Le costó bastante ganarse ese lugar. Fueron meses persiguiendo los tiempos que aseguran la participación en Brasil. Sobre todo, esos 2m14s26 para los 200 metros. “Tenía 2m15s, y no me salía. Cada vez que me tiraba, no me salía. Dije ‘bueno, ya está, no voy a nadar más por una marca’. Y, en marzo en Asunción, cuando lo logré… ¡Pensá que superé por un segundo y pico mi mejor registro! Fue un gran crecimiento”, sostiene Vicky, que con los 2m13s46 quebró el récord argentino (pertenecía a… Georgina). En el Sudamericano hubo más premio: repitió en los 400 metros. La marca A de los 200 mariposa sigue siendo esquiva.

La receta para conservar la tranquilidad y la competitividad no contempla puestos ni rivales (la húngara Katinka Hosszú, inalcanzable en ambas especialidades). Serán Virginia y el reloj. “Desde antes de marzo sabíamos que no era clasificarse y nada más, sino buscar una semi o mejorar. Siempre aspirar a más. Y llegar de la mejor forma”, confía la múltiple ganadora en el Campeonato Argentino.

Al final de la calle Miguel Sánchez, advierte que no habrá muchos souvenirs. No es “cholula”, aunque le gustaría una foto con Nadal porque “al guaso lo dieron por muerto muchas veces y siempre se sobrepuso”. ¿Qué habrá en Río de la nena a la que no sacaban de la pileta? “Cuando era chica y competía la pasaba bárbaro, disfrutaba todo. Era mi pasión. Después, por una cosa u otra, a medida que te hacés grande te vas presionando, y como que dejé de disfrutar. Y ahora me pasa como cuando era chiquita: lo volví a disfrutar, volví a estar bien conmigo misma. Compito mejor y disfruto todo”, dice la estudiante de arquitectura, que dejó el auto en el taller y ya se está subiendo al colectivo. NR

Virginia Bardach 04

Fuente: La Razón