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La historia de Macarena Ceballos, la reina del estilo pecho que sueña con ser finalista en unos Juegos Olímpicos
La cordobesa de 22 años estableció hace dos semanas los récords nacionales en los 50, 100 y 200 metros de esa especialidad.
Hay atletas que se enamoran a primera vista de un deporte y hay otros que construyen con el tiempo su pasión por la disciplina en la que terminan brillando. En este segundo grupo se podría ubicar a Macarena Ceballos. La cordobesa de 22 años es una de las mejores nadadoras argentinas y no puede imaginarse su vida sin la natación, sin los entrenamientos en la pileta del CeNARD, sin las concentraciones y los viajes con la Selección ni sin su sueño de competir en unos Juegos Olímpicos. Pero cuando comenzó a dar sus primeras brazadas en su Río Cuarto natal, lejos estaba de disfrutar como lo hace hoy dentro del agua.
«En 2003, cuando yo tenía seis años, mi hermana mayor empezó a practicar natación. Yo era muy apegada a ella y entonces dejé gimnasia artística y la seguí. Pero la pasaba bastante mal, no me gustaba», recuerda entre risas quien hace dos semanas, en el Trofeo María Lenk de Río de Janeiro, estableció tres récords argentinos y uno sudamericano y se clasificó al Mundial de Budapest, que se disputará en julio. Nada mal para alguien que tardó varios años en tomarle el gustito a este deporte.
Fue recién en 2008 cuando empezó a darse cuenta de que la natación era lo suyo. Ese año compitió con un seleccionado en un Sudamericano escolar y consiguió cuatro podios. «Ahí dije: ‘Bueno, me gusta…’ Hoy no me pasa por la cabeza dejar de nadar», le cuenta a Clarín en el natatorio Jeannette Campbell.
En ese cambio, tal vez también jugó un papel importante un duro golpe que le dio la vida. A fines de 2007, su mamá falleció como consecuencia de una explosión que se produjo en un laboratorio de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Río Cuarto, donde era docente. «Fue el peor momento de mi vida. Mi papá, que sigue dando clases en la Facultad, estaba en la planta alta, se tiró y por eso se salvó. Ella se encontraba en la planta baja y el fuego la agarró. Falleció al segundo día de la explosión y fue un baldazo de agua fría. Yo tenía 12 años y me di cuenta de que nunca se sabe lo que puede pasar, así que empecé a tratar de disfrutar cada momento: con mi familia, en el agua, en los viajes…», explica Macarena.
Con los resultados creció la pasión y también su carrera. Entonces llegaron las medallas en 100 y 200 pecho en el Sudamericano Juvenil de Valparaíso 2013, la plata en los 100 de los Odesur de Santiago 2014 y tres podios en el Sudamericano de Mayores de Mar del Plata en ese mismo año. Y en 2015, su debut en los Juegos Panamericanos en Toronto y su primer récord argentino, en 50 metros, en el Campeonato Nacional de Brasil. Todo en pecho, el estilo que mejor le sienta.
«Es el único que sé nadar», dice en broma. Y enseguida aclara: «En realidad sé nadar los otros, pero soy malísima si me ponés a competir con otras nadadoras. En pecho me sale todo fácil, pero en los otros no tengo muy buena técnica y me cuestan mucho».
El 2015 marcó un quiebre. Con 20 años, decidió dejar Río Cuarto y mudarse a Buenos Aires. «Si quería lograr los objetivos que tenía, mejorar y llegar a unos Juegos Olímpicos, no lo iba a poder hacer en mi ciudad. Entonces me vine, pero me costó muchísimo. Me dolía dejar a mi papá solo con mis hermanas. Me partía el alma, porque sentía que los estaba abandonando. Pero hoy ellas entienden que necesitaba hacerlo«, asegura.
En Buenos Aires vivió un mes en un hotel hasta que consiguió un departamento y extrañó su casa, «en especial los fines de semana y los domingos». Pero tanto sacrificio, del que no se arrepiente, dio sus frutos.
Hoy es dueña de tres récords argentinos en su especialidad, que estableció hace dos semanas, cuando menos lo esperaba. «Un día antes de competir me sentía mal en el agua y me dije: ‘Ya está, que sea lo que tenga que ser’. Con esa tranquilidad, fui, corrí y me sorprendí. Con cada prueba me iba sintiendo mejor y creo que cuando venís con esa racha buena, no te para nadie«, recuerda.
Madura, segura de lo que quiere, Macarena tiene bien en claro cuáles son sus objetivos. «Este año, el Mundial de Budapest. Me clasifiqué con marca A en los 50 pecho y la idea es ser semifinalista. Estoy en mi mejor momento, tengo energía, me entreno bien y no hay nada que me tire abajo. Una final sería un sueño, pero es bastante complicado. Y creo que con una semifinal estaría dando un gran paso adelante», explica.
¿Y a largo plazo? No es difícil adivinarlo. «Los Juegos Olímpicos de Tokio. Me quedé afuera de Río por 18 centésimas y me quedó picando. Hoy quiero entrenarme bien los próximos años para llegar a Tokio y me gustaría ser finalista. No lo veo imposible; siento que puedo», cuenta Macarena. Y en sus ojos aparece la pasión por un deporte que aprendió a querer con el paso del tiempo y que hoy es su vida.
Sus récords
30s99
Logró el 4 de mayo en la final de los 50 pecho d el Trofeo María Lenk, en Río. Es récord argentino y marca A para el Mundial.
1m08s00
Es su récord nacional en los 100 pecho. Lo consiguió el 2 de mayo en ese mismo torneo y le permitió ganar el oro en esa prueba.
2m26s90
Con este tiempo se consagró el 6 de mayo en los 200 pecho del certamen brasileño. Es el nuevo récord sudamericano.
Cuando una malla cuesta igual que un mes de beca
“Una malla de competencia se usa generalmente en dos torneos. Después hay que cambiarla”. La frase de Macarena Ceballos puede sorprender a quienes son ajenos al mundo de la natación, pero para la cordobesa es una simple realidad con la que ejemplificó la importancia de contar con un sponsor que le provea la indumentaria para tirarse al agua. “Por suerte pude llegar a un acuerdo con Heracles y ellos me bancan mucho y me dan los gorros, las antiparras y las mallas de entrenamiento y de competencia. Si tuviera que comprar una malla, se me iría un mes de beca en cada una. Sería imposible. También tengo el apoyo de ENA Sport, que me da los suplementos nutricionales que son importantes”, contó.
Y agregó: “Yo tengo dos becas: una del ENARD y otra de la Secretaría de Deportes, que me ayudan muchísimo. Pero no puedo vivir de eso solamente y hoy no puedo trabajar, porque entreno a la mañana y a la tarde y por la noche estoy estudiando Periodismo Deportivo, algo que empecé a hacer pensando en el futuro. Entonces mi papá, que es un santo, me ayuda también. Sola no hubiese podido lograr todo lo que logré”.
“La natación argentina está en su mejor momento”
A la hora de analizar la actualidad de la natación argentina, Macarena Ceballos no duda. “Está en su mejor momento. Con el apoyo del ENARD y de la Secretaría de Deportes, podemos hacer todos los años entrenamientos en altura y competir en Estados Unidos y en Europa. La Selección creció mucho gracias a eso -explica-. También con el aporte del entrenador australiano Bill Sweetenham, que nos da tips para los entrenamientos y además nos ayuda con la confianza. Hoy se están dando pasos importantes y los nadadores argentinos se están haciendo notar”.
¿De quiénes habla? “Delfina Pignatiello tiene 17 años, pero hace tiempos de nivel mundial y los mejores ya saben quién es. Lo mismo con Federico Grabich -señala-. Igual hay que cuidar la presión que se le pone a los nadadores. Yo todavía no la sentí, porque recién este año voy a disputar un Mundial y conseguí esos tres récords hace poquito. Pero Federico hizo un gran Mundial en 2015 y después se le pedía que hiciera final o ganara medalla en Río 2016. Y no es lo mismo ni es fácil”. NR
Fuente: Clarín