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Londres 2012

“Era modelo, pero no quise adelgazar…”

Belén Pérez Maurice es nuestra única esgrimista en Londres 2012 y la primera en lograr una plaza olímpica por su buena ubicación en el ranking mundial.

Belén Pérez Maurice es nuestra única esgrimista en Londres 2012 y la primera en lograr una plaza olímpica por su buena ubicación en el ranking mundial. Alternaba las prácticas de sable con el modelaje, pero se negó a dar el look “flaca de pasarela”: el jamón y los alfajores son su perdición…
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La nena, 12 años, se paraba, feliz y sonriente, en el trampolín más alto, y se lanzaba a la pileta del Círculo Militar. El la vio y, con ojo clínico, no lo dudó: “Alta, con esa coordinación fina y ese talento, tenía que ser una buena esgrimista. Y pensé: ‘si la convenzo, la saco campeona’”, recuerda hoy Lucas Saucedo, su actual entrenador. Y así lo cuenta Belén Pérez Maurice: “Se me acercó y me dijo si quería practicar esgrima. Le dije que no, era verano, hacía 40 grados, yo quería estar en la pileta y no con ese traje… Además mi vieja había hecho esgrima, no daba…”. Pero Saucedo no se dio por vencido y apeló a un argumento capaz de seducir a cualquier mujer. “Pero, ¿no te gustaría viajar y tener ropa?”. “Seguramente, claro que sí”, le contestó ella. Así empezaron juntos y hoy, 14 años después y en la especialidad de sable, Belén es la única esgrimista argentina clasificada y la primera en la historia en entrar a los Juegos por ranking mundial. Pero no olvida: “Lo de los viajes fue cierto, lo de la ropa no”, y mira a Lucas mientras se ríe con ganas.

En verdad, la ropa había llegado antes: Belén fue modelo. En el 2009 estuvo en la agencia de Pancho Dotto y realizó campañas para varias marcas. “En un primer momento me gustaba y me divertía… Pero como yo tenía músculos y estaba marcada por el deporte, me querían flaca, que bajara de peso, que de 68 kilos me fuera a 59 ó 60. Y les dije que no”, explica.

-Una rebaja grande…

-Sí, muchísimo, les dije que me iba a enfermar. Y dejé. Me gusta demasiado comer… y mi deporte.

La debilidad de Belén es la comida. A tal punto que varias veces se indigestó. “Un día, estando en El Salvador, hasta probé comida de un puesto en la calle, me tuve que ir al hotel…”, cuenta. Y detalla sus preferidos: “Mi perdición son el jamón crudo y los alfajores. Mi entrenador me motiva con esos regalos. Por suerte, si bien tengo que mantener un peso, no tengo problemas para mantenerme flaca”. No será entonces casualidad que, además, estudie Ingeniería en Alimentos. “Me queda un año y medio”, relata.

Llamativa, atlética, también hay un capítulo para anécdotas con los hombres. “En algunos bares me han preguntado incluso dónde dejé el caballo. Yo les digo que lo mío es lo que hacía El Zorro”. Y habla de su “arma”: “Ando con el sable por la calle y me dicen cualquier cosa, ´pinchame todo’, ‘¿me enseñás’?”.

-¿Qué tiene que tener una esgrimista para llegar a la elite? -Mucha constancia, porque nunca tenés todo. En este deporte van evolucionando las técnicas, el arbitraje… Todo es a largo plazo. Yo, recién después de varios años pude decir que caminaba bien. Además una tiene que sacrificar cosas desde muy chica: las salidas con amigas, viajes de egresados, hay lesiones, bajones..

-Entonces a vos te habrá costado bastante…

-Bueno, hacer esgrima siempre fue natural para mí. Si no entreno, no sé qué hacer. Voy todos los días a la sala y no puedo faltar. Incluso voy hasta a torneos en los que no compito, aunque sea para ayudar a los compañeros. Siempre lo disfruté.

-¿Y cómo te tratan los hombres? -La esgrima es un deporte muy tradicionalista. Pero en el club, el Centro Naval, me conocen y por mi carácter me dicen: “Vos no sos mujer, sos Belén”. Además, gracias a Dios, siempre me ha ido bien, ¿qué me podrían decir?